(Posted 2023 November)

Estas Abuelas marcan la diferencia en los niños de acogida dando a compartir su cultura hispana. 

Cuando conoces por primera vez a Gina Márquez-Rey y Antoinette Robilliard D'Onofrio, lo primero que le llama a uno la atención es la calidez y mentalidad abierta que ambas comparten. Estas latinas tienen mucho amor que ofrecer a todos los que las rodean y eso se nota, especialmente en la manera en la que cuidan de su hijo Alejandro.

Alejandro -o "Ale", como le llaman cariñosamente sus madres- sólo tiene dos años, y en esos dos años ha pasado por más dificultades que muchas personas durante toda su vida. Sus madres, Antoinette y Gina, disfrutan de cada logro y objetivos que alcanza. A los 50 y 58 años, cuando muchas personas dan por concluída su labor como padres, acaban de embarcarse en el viaje de sus vidas. 

Una carrera que las llevó a un compromiso

La pareja decidió convertirse en madres de acogida e iniciaron el proceso en marzo 2017. Gina es trabajadora social de profesión y, mientras hacía prácticas en los Servicios de Protección Infantil, quedó profundamente impactada por los casos con los que se encontró. Gina compartió con Antoinette algunas de las historias sobre los niños y las familias que conoció gracias a su trabajo. Antoinette se sintió tan conmovida al enterarse de los cientos de niños que habían sufrido abusos o abandono y que necesitaban apoyo que quiso hacer algo; ser madre de acogida para ayudar a marcar la diferencia, tanto en esos niños como sus familias.

Gina tiene dos hijas mayores de un matrimonio anterior, pero para Antoinette la maternidad sería una nueva experiencia. Dos años después de casarse, Antoinette le dijo a Gina: "Hay tantos niños ahí fuera que lo necesitan". Gina advirtió a Antoinette que sería duro, y probablemente temporal, pero fue entonces cuando decidieron ayudar y formar parte de este grupo de personas que acogen niños.

"En Perú, de donde ambas venimos, muy a menudo te enteras de estos casos después de que haya una tragedia y salga en las noticias", dijo Antoinette. Ambas estaban ansiosas por involucrarse, así que "buscamos y encontramos los servicios sociales del condado de Fairfax, y empezamos el proceso de solicitud", dice Antoinette. A lo largo del proceso de formación, escucharon una y otra vez que sería duro, pero sabían que "no se trata de nosotras, se trata de dar un poco de esperanza y una vida mejor a estos niños durante seis meses, cuatro meses o, dos meses más o menos", dijo Antoinette.

Una experiencia agridulce 

Una vez que obtuvieron el certificado de acogida, rápidamente consiguieron su primer acogimiento, un niño pequeño. Durante seis meses cuidaron de él cuando sólo tenía 18 meses y, como dijo Gina, "una cosa es ser trabajador social o trabajar en el sistema y estar a un lado de la mesa, y otra distinta, estar en el lado opuesto, como padre de acogida". El niño volvió a casa con su madre biológica, y unos meses después estaba de nuevo en acogida con un hermanito que Gina y Antoinette también acogieron. Fue un momento muy bonito para ellas cuidar de un recién nacido y de su hermano mayor al que habían llegado a querer. 

Sin embargo, también fue una experiencia decepcionante. En ese momento, Fairfax County Foster Care and Adoption estaba buscando un acogimiento a largo plazo para los niños, y Gina y Antoinette no querían hacerse ilusiones, así que quisieron esperar a que el juez decidiera si los hermanos serían legalmente adoptables. Al final, los niños fueron asignados a otras familias y, aunque siguen en contacto, fue una pérdida difícil para ellas y necesitaron tomarse un tiempo para recuperarse y volver a abrirse a la posibilidad de otra acogida.

Acordaron servir de nuevo

Volvieron tímidamente respondiendo a una llamada para ir a diario a mecer en brazos y arrullar a un bebé en la UCIN (Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales) del hospital. El niño, Alejandro, había nacido expuesto a drogas y necesitaba de muchos cuidados especializados. Antoinette y Gina le visitaron todos los días en la UCIN durante sus tres primeros meses de vida, hasta que le dieron el alta en noviembre de 2021 y volvió a casa con ellas. Durante casi un año, cuidaron de él mientras su padre biológico intentaba llegar a un punto en el que pudiera hacerse responsable de Alejandro. 

Trágicamente, apenas unas semanas antes de ir a juicio, el padre falleció debido a una sobredosis, y en ese momento la madre biológica renunció a sus derechos parentales. Antoinette y Gina se plantearon la posibilidad de adoptar a Alejandro. Se encontraban en una encrucijada

Las hijas mayores de Gina les habían hecho abuelas por partida doble en 2020 y querían tener tiempo para poder mimar a esos bebés también. Sabían que la adopción sería difícil y les exigiría mucho, porque Alejandro tenía importantes retrasos en el desarrollo que requerían tratamientos y terapias para ayudarle a aprender a andar, hablar y comer. Antoinette y Gina tenían miedo, pero estaban decididas a darle a Alejandro la mejor vida posible. 

Se comprometieron a llevarlo a todas partes y a criarlo junto a sus nietos. En el proceso, Alejandro ha conseguido cosas que los médicos dudaban que pudiera lograr. Les dijeron que nunca caminaría si no lo ha hecho antes de los dos años, pero sigue progresando. Ya se sienta, se levanta sólo y cada día está más fuerte. 

Según Gina, "Ahora estamos en un momento de nuestras vidas en el que nos encanta viajar e ir a todas partes, y él forma parte de esto”. Alejandro es la razón, no la excusa, para no hacer cosas. Disfruta de los viajes tanto como nosotras, y los terapeutas y médicos han comentado que Ale vuelve de las vacaciones de mucho mejor humor, más relajado y dispuesto a aprender o practicar más ejercicios."

Una familia para siempre

La adopción se finalizó el 25 de julio de 2023, y fue una ceremonia muy emotiva. La pareja está encantada de llamar hijo, legalmente a Alejandro. Gina dijo: "Los trabajadores de acogida asignados a este acogimiento han sido increíbles. Cada uno de ellos nos ha ayudado durante este proceso, haciendo el camino, especialmente el de Alejandro, más fácil y fluido". Ahora ya forma parte de la familia. Las hijas adultas de Gina, Aurora (35) y Claudia (33), han sido de gran apoyo, estando presentes en cada etapa del desarrollo de Alejandro. "También nos han dado tres nietos maravillosos que quieren mucho a Alejandro y siempre van a formar parte de la vida de Ale", dice.

Estas señoras reflejan que la edad es sólo un número. Se sienten bendecidas de tener la oportunidad de cuidar a Alejandro. Antoinette a puesto en pausa su negocio de catering para ser la principal cuidadora de Alejandro. Dice: "¡Creemos que con amor todo es posible! Cada vez que se nos informan de cualquier problema o posible reto que Alejandro pueda experimentar a lo largo de su vida, nos hace estar más seguras de que Dios ha traído a Alejandro a nuestras vidas para que vivamos y cuidemos de él, y nos aseguremos de que tiene todas las herramientas que necesita para tener la mejor vida posible, siempre querido por nosotras y nuestra familia entera, y ser siempre féliz."

"Ya saben, no hay que ser pariente de sangre si realmente te importa, y creo que él, a pesar de que está luchando ... sabe que está progresando debido a su entorno", dijo Gina.

Celebración de una cultura hispana en común

La familia acaba de celebrar el segundo cumpleaños de Alejandro. La madre, la hermana y el sobrino de Antoinette vinieron de visita desde Perú para celebrar la adopción y el cumpleaños. Toda la familia, incluidos la abuela, las tías, los tíos y los primos, hablan español con Alejandro para que no pierda el vínculo con su herencia. (Alejandro entiende inglés a través de sus diversas terapias). Su padre biológico era de ascendencia colombiana y realmente quería que Alejandro fuera criado por una familia latinoamericana. 

Lo han llevado a Perú dos veces también, y Gina y Antoinette hacen todo lo posible para ayudarle a entender aspectos de la cultura latina, la religión, el idioma y el patrimonio. Se dan cuenta de que cada vez lo entiende más, porque ahora mira a los ojos, coge las manos de quienes le cuidan, da abrazos y besos.... Son metas que los médicos no estaban seguros de que pudiera alcanzar. Gina lo resumió bien: "Es increíble ver lo que puede hacer el amor".

Para obtener más información sobre esta familia en sus propias palabras, mira este video.

Fairfax County Foster Care and Adoption siempre busca familias con espacio en sus corazones y hogares para convertirse en padres de acogida. Para obtener más información, visite nuestra página web o envíe un correo electrónico a BeAFosterParent@fairfaxcounty.gov.